¿Puede liberarse la mente?
La mente libre se opone a la subyugación y a perder el norte. Es rebelde, promueve la contracultura y se reafirma en una forma de resistencia individual, que aunque no cambie de manera radical al mundo, al menos permita elegir sensatamente. No busca el nirvana ni la beatitud, se conforma con ser ella misma, con gobernar su mundo interior y dejar por fuera lo que la destruye. Siguiendo algunas enseñanzas de la antigüedad, que han permanecido limpias, al menos en sus fundamentos, yo diría que una mente libre promueve o se apropia de tres aspectos:
• La ataraxia o tranquilidad del alma, serenidad, no ansiedad o preocupación. La imperturbabilidad del ánimo o la menor turbulencia posible.
• La autarkeia o autonomía, independencia, el autogobierno, la libertad de orientar la propia vida como se nos de la gana, hacerse dueño de ella
• La apatheia o impasibilidad e indiferencia a todo aquello que pueda poner las pasiones y las emociones negativas fuera de control.
Las tres unidas forman un bloque de oposición a la despersonalización, una vacuna que facilita la reorientación del yo. Poder estar anclado en uno, sin perderse como una rueda suelta en universo de la oferta y la demanda, dignifica. Si logramos alejarnos de las necesidades vanas, ordenar los deseos sin que nos dominen y eliminar los temores irracionales, estaremos muy cerca de la liberación interior
La mente libre no es un estado, sino un movimiento dinámico que va reacomodándose sobre la marcha, es un proceso vivo y creativo, especialmente sensible, que orienta el organismo hacia fines saludables. La mente libre es fiel a sus talentos naturales, no se deja seducir fácilmente y ejerce el derecho a decir no. Y por hallarse en una elaboración constante, está muy cerca de la sabiduría, así no logre alcanzarla nunca. El sabio ya sabe vivir, la mente libre esta en condiciones de aprender a vivir y a resistir. Es un estadio previo ala plenitud, por decirlo de alguna manera. Una diferencia de grado infinitamente complejo y bellamente simple. La mente libre es el umbral, luego sigue el salto.
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